Porque son pequeños son grandes. De playa o de montaña, son hoteles que no tienen más de 10 habitaciones. Y eso les hace mejores… más confortables, tranquilos y acogedores. De Asturias a Murcia, de El Hierro a Mallorca, todos estos pequeños hoteles prometen una estancia inolvidable.
Son de Mar, Asturias
No más de cuatro huéspedes pueden ocupar esta casona de un intenso color azul situada a 10 kilómetros de Gijón y 18 de Villaviciosa. Y es que es el hotel más pequeño de España. Sólo son dos habitaciones: Azul y Toscana. Tiene un jardín de 6.000 metros cuadrados, la playa de la Ñora ahí mismo y es buen punto de partida para todo tipo de actividades aventureras, desde senderismo a rafting, pasando por la escalada y la espeleología.
Punta Grande, El Hierro
En 1989, el Libro Guinness de los Récords reconoció el hotel Punta Grande como el más pequeño del mundo. Tiene cuatro habitaciones en la planta de arriba y un restaurante abajo. Ubicada al final de una lengua de tierra en la zona de Las Puntas, en La Frontera (El Hierro), La Casa de la Punta se construyó en 1830. Ya rehabilitada, lo que no cambia es su entorno idílico de cara al mar.
Bajo el Cejo, Murcia
Perfectamente fundido en el entorno de Sierra Espuña, este singular establecimiento cuenta con 10 habitaciones dobles. Las instalaciones fueron antiguas casas de carboneros y un molino de agua. La hospedería Bajo el Cejo cuenta con varias terrazas que hacen las veces de fantásticos miradores, una piscina integrada en el paisaje y cuatro salones. Se pueden hacer rutas de senderismo o en bicicleta.
El Bosque de la Anjana, Cantabria
Esta casona de piedra se levanta en la plaza de la localidad cántabra de Selores. Sus siete habitaciones –que rinden homenaje a hadas de distintas mitologías– ocupan lo que antes fuera una cuadra-pajar. El entorno es de cuento: el valle de Cabuérniga, dentro del Parque Natural de Saja-Nansa. No quedan lejos los Picos de Europa y tampoco el Parque Natural de Oyambre y hasta las cuevas de El Soplao o las de Altamira.
Arimune, Vizcaya
Casi enfrente del mirador de la ermita de San Juan de Gastelugatxe se encuentra el hotel Arimune, una casona de recio estilo vasco que se asoma a la playa de Bakio. Sólo tiene diez habitaciones dobles pero con todas las comodidades. Sus dos terrazas jardín son casi más grandes que el interior. Capítulo aparte merece su restaurante. Aquí, Unai Palacio Garai, criado en los fogones de Martín Berasategi, propone una cocina vasca pero actualizada.
Sa Rascassa, Girona
En Begur, en plena Costa Brava, a unos metros de la cala de Aiguafreda, un bosque de pinos protege el hostal Sa Rascassa para disfrutar de la naturaleza, el Mediterráneo y la gastronomía. Se pueden hacer todo tipo de actividades culturales (descubrir el patrimonio indiano de la zona, por ejemplo) y deportivas (senderismo, golf, submarinismo…) y garantizan el cuidado del paladar más exigente a través de la cocina de su restaurante, tradicional, sencilla y a base de los ricos productos locales.
Salvia, Mallorca
Enclavado en el centro histórico de la localidad mallorquina de Sóller, el hotel Salvia ofrece exclusivamente seis suntuosas suites y un penthouse apartment más espacioso. Las habitaciones están decoradas en estilo tradicional mallorquín. En el exterior, olor de jazmines y limones del jardín, mientras la vista se pierde en la Sierra de la Tramuntana. Fuera nos espera una terraza con piscina.